Y una vez más, a partir de hoy, el corazón debe aprender una nueva lección: no llores por no tener aquello que quieres cerquita siempre, si sabes que aún en la distancia, sigue siendo tuyo. Y no temas por perderlo, porque todo corazón conoce al límite aquello que siente y, si es de verdad, ese límite siempre estará mucho más allá de esos kilómetros que lo separen de su otra mitad del mundo.
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