viernes, 6 de julio de 2012

Tú eres mi inspiración

Dicen que la inspiración viene cuando menos la esperas. Pero no, es mentira. La inspiración resulta del momento adecuado en que tu mente y tu corazón saben con exactitud lo que piensa o siente el otro y encuentran la manera de decirlo. Porque a veces es demasiado fácil estar lleno de sentimientos, pero no lo es tanto saber como expresarlos. Conocer todas y cada una de las emociones que podemos llegar a alcanzar es casi imposible. Y esto hace que a veces tengas demasiado claro la sensación que te producen unas simples palabras, una imagen tal vez, y por mucho que intentes ponerle nombre a esta realidad, no seas capaz de hacerlo. Y piensas una y otra vez la forma remota de que todo lo que llevas dentro salga por fin, de desahogar cada miedo, cada llanto, cada tristeza. Y, sin embargo, pasa el tiempo y sigues exactamente en el mismo punto. Hasta ese instante. Hasta esa precisa milésima de segundo en que todo esto se hace innecesario. Porque una simple coincidencia quizás puede hacer que una mente y un corazón digan justo lo mismo que una mente y un corazón distintos. Simplemente algo más que todo. Algo demasiado único. Esa especie de escalofrío que aún sin nombre, sin palabras que puedan describirlo, es capaz de hacer girar totalmente la vida de alguien.