domingo, 11 de noviembre de 2012

El primero y el último

Nos miramos y, después de un breve silencio me acerqué a ti entrelazando mis manos por detrás de tu cabeza. Respiraste y antes de que pudiésemos darnos cuenta, había sucedido. Te besé. Y aunque mi corazón fuese a cien mil revoluciones por segundo en aquellos instantes, sentí la tranquilidad de ser feliz. Conocí lo verdadero de decir todo con un beso. Y supe que, después de tanto, después de todo, mi sueño podía cumplirse. Y es que, en el fondo, el primero de ellos ya era un hecho: estar frente a ti, tan cerca de tus labios, y poder besarlos porque tú lo querías tanto como yo. Porque fue un beso. Sólo un beso. Pero simplemente significó más de lo que creo poder explicar. El más dulce y sincero que nunca me habían dado. Un beso con sabor a chocolate y a felicidad. Nuestro primer beso. Así fue el primero, el que marcó el inicio, y así quiero que sea el último beso de mi vida: tuyo, especial, perfecto.

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